Parece que fue ayer cuando entró en vigor la ley antitabaco v2 (la v1 fue ese intento de hace unos años que se quedó a medias), y ya han pasado casi cuatro meses. Cuatro meses sin humos.
Reconozco que aún me sorprendo cuando entro en un bar y puedo respirar sin fumar pasivamente; el café huele a café, el cruasán sabe a cruasán, y no al humo que los fumadores activos tienen a bien reciclar para mi... Porque, sí, aún siguen existiendo los bares y los restaurantes... Contrariamente a los malos augurios de los fumadores, la hostelería no ha desaparecido de la faz del país...
La gente (fumadores y no) sigue saliendo de cañas, a comer, a cenar... Es cierto que para los fumadores es un poco más difícil porque tienen que salirse a la calle entre plato y plato, pero para los no fumadores es notablemente más agradable. Tal vez haya fumadores que consuman menos, pero estoy seguro que se compensan con otros no fumadores que salen más... Por no hablar de que ahora puedes llevar a los niños a cualquier restaurante sin iniciarles en el tabaquismo.
Por otro lado, las terrazas han cobrado mucho más interés, incluso en invierno, con lo que hasta es posible que la medida haya contribuido (mínimamente) a la reducción del paro, al ser necesarios más camareros para atenderlas. Supongo que en verano, los sufridos no fumadores recuperaremos sensaciones casi olvidadas cada vez que nos sentemos en una terraza, pero la vida no iba a ser perfecta. Espero que algún gobierno, en un futuro no demasiado lejano, prepare una ley antitabaco v3 que también prohíba fumar en las terrazas...
Sé que hay lectores de este blog a los que no les gusta esta postura antitabaco... en realidad, no es tal, sino más bien "antitabaco-cuyo-humo-me-llega-a-mi". Es decir, que no estoy en contra de que la gente fume (allá cada cual), sino de que compartan su humo conmigo, que he decidido no fumar. De la misma forma que es de buena educación no estornudar o toser a la cara de otras personas, debe serlo no ahumarlas, y menos cuando están comiendo o hay niños delante. No se trata, en fin, de ser talibanes anti-nada, sino más bien de exigir respeto a los fumadores.
No tengo claro si la medida ha contribuido a que fumadores lo dejen. La verdad, me da lo mismo si el número de fumadores del país baja o no (más allá de no tener que pagar la factura sanitaria que generan las enfermedades demostradamente dependientes del fumeteo), siempre y cuando quienes hemos decidido no fumar tengamos un espacio en el que movernos sin que nos ahumen... sí, incluso en los bares y restaurantes.
Y también me da igual lo que opinen los propietarios de esos establecimientos. Son sitios públicos y como tales no tienen el derecho a decidir si dentro se fuma o no, de la misma forma que no tienen el derecho de impedir la entrada a personas de color, minusválidos o gays.
Ese respeto, que tanto reclaman últimamente los fumadores, llevamos muchos años reclamándolo los afectados por su humo con escaso resultado. He tenido que aguantar que me echaran el humo impunemente (a mi y a mis hijos pequeños) durante tanto tiempo que entenderán que no siento ningún tipo de empatía por ellos... Si hubieran sido más respetuosos hace tiempo, tal vez ahora no estarían así.
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yo estoy de acuerdo que antes aguantaba el humo de los fumadores y a hora los hijos de los padres que se desentienden de ellos. Por favor si sois padres ponerles bozal jajaja saludos y espero que con civismo funcionen bien las cosas.
ResponderEliminarhttp://dalecalor.blogspot.com
Enhorabuena por el articulo, estoy totalmente de acuerdo con tus apreciaciones.
ResponderEliminarGracias por comentar.
ResponderEliminar@dale calor: de acuerdo contigo... y te lo dice alguien que tiene dos hijos pequeños.